Síntesis Histórica. Méndez, M. (2024)
Francis Bacon publicó *Novum Organum* en 1620. Esta obra es una parte crucial de su proyecto más amplio, *Instauratio Magna* (*La Gran Restauración*), en la que buscaba transformar el conocimiento científico y el método de investigación. En *Novum Organum*, Bacon propone su método inductivo, una forma sistemática de experimentar y observar para llegar al conocimiento, que influyó en el desarrollo del método científico moderno.
Líneas más adelante comprenderá porque en épocas modernos "le llamamos marco teórico", porqué usamos un modelo llamado planteamiento de problema.
Novum Organum, es una obra fundamental en la historia del método científico. Bacon introduce un sistema de conocimiento basado en la observación y la experiencia directa, contrastando con la lógica aristotélica predominante que se basaba en la deducción y la argumentación teórica. La estructura de la obra y los conceptos que desarrolla reflejan su enfoque innovador.
Ídolos del pensamiento: Bacon identifica los "ídolos" (o errores) que nublan el pensamiento humano, clasificándolos en cuatro tipos:
Ídolos de la tribu: Errores compartidos por la humanidad, como el antropocentrismo y los prejuicios naturales.
Ídolos de la caverna: Prejuicios individuales causados por la educación, el entorno y experiencias personales.
Ídolos del foro: Errores que surgen del lenguaje y la comunicación entre personas, donde las palabras pueden distorsionar la realidad.
Ídolos del teatro: Ideas y sistemas filosóficos tradicionales que son aceptados sin cuestionamiento, perpetuando errores.
Estos “ídolos” se exponen como obstáculos que cualquier investigador debe reconocer y superar para alcanzar la verdad de manera objetiva y empírica
Bacon se formó en un época donde el método predominante era la ESCOLÁSTICA. se puede decir que fue la escolástica el papá del método científico.
Método inductivo: Bacon propone un método inductivo que implica observar fenómenos particulares y, a partir de ellos, derivar principios generales. Contrario a la deducción aristotélica, este enfoque requiere la acumulación sistemática de datos y la experimentación para desarrollar teorías verificables. Bacon sugiere que solo este método puede llevar al conocimiento real, ya que se basa en hechos observables y comprobables, en lugar de suposiciones previas o en razonamientos abstractos.
Tablas de investigación: Para organizar y clasificar observaciones, Bacon introduce una serie de "tablas" que los científicos deben utilizar:
Tablas de presencia: Recopilan situaciones en las que un fenómeno se presenta.
Tablas de ausencia: Registran momentos en los que el fenómeno está ausente en circunstancias similares.
Tablas de grados o comparación: Muestran cómo el fenómeno varía en intensidad o cantidad.
Estas tablas ayudan a los investigadores a identificar patrones y llegar a conclusiones, destacando el enfoque de Bacon en la organización y sistematización del conocimiento.
.
“Escalera de inducción”: Bacon ilustra un proceso gradual que permite al investigador ascender desde observaciones particulares hacia leyes y teorías universales. Este método, según Bacon, evita el riesgo de saltar a conclusiones apresuradas, promoviendo un camino más seguro y acumulativo hacia el conocimiento.
Bacon presenta Novum Organum en forma de aforismos, lo cual refuerza la claridad y precisión de sus ideas, haciendo el texto directo y conciso. Este estilo aforístico permite al lector reflexionar sobre cada idea de manera independiente y favorece un enfoque didáctico, en el que cada aforismo puede ser considerado un principio clave en su metodología. El título mismo, que significa "Nuevo instrumento", alude a la sustitución del viejo método de Aristóteles (Organon), subrayando la revolución metodológica que Bacon pretende impulsar.
En conjunto, Novum Organum ofrece una guía para la búsqueda sistemática de la verdad, que ha cimentado las bases del empirismo moderno y del método científico al establecer la importancia de la observación controlada y la experimentación como herramientas centrales del conocimiento.
Origen del Planteamiento de Problema
El enfoque del planteamiento del problema en la investigación científica tiene sus raíces en el desarrollo del método científico moderno en el siglo XVII, principalmente a través de la obra de Francis Bacon y su Novum Organum (1620). Bacon promovió un enfoque sistemático y empírico, donde se define claramente una pregunta o problema como punto de partida, utilizando observación y análisis empírico para responderla. En su método inductivo, el "planteamiento del problema" implicaba formular preguntas de investigación que guiaran la observación y la experimentación, sentando así una base para lo que luego sería el enfoque científico en la formulación de problemas.
Este concepto fue desarrollado y formalizado en las ciencias y en la metodología de la investigación a través de los siglos. En el siglo XX, con la expansión de las ciencias sociales y de la metodología científica formal, autores como John Dewey, en How We Think (1910), y Karl Popper, en The Logic of Scientific Discovery (1934), profundizaron en el proceso de definición de problemas, considerando este paso como esencial en la investigación científica y en el desarrollo del conocimiento. Popper, en particular, insistió en la importancia de los problemas bien formulados para avanzar en el conocimiento científico, ya que un problema claro permite la formulación de hipótesis y su posterior falsificación.
Francis Bacon (1620): Inició la base empírica para el planteamiento de problemas.
John Dewey (1910) y Karl Popper (1934): Refuerzan y estructuran el enfoque en el siglo XX, destacando la importancia de definir problemas específicos como primer paso en la investigación científica
Se planteaban ¿objetivos?, en esa época no, aun no existían.
En que en los inicios de la metodología científica formal, específicamente en los siglos XVII y XVIII, el concepto de establecer objetivos específicos en una investigación no estaba aún plenamente desarrollado. Los investigadores y filósofos de esa época, como Francis Bacon, estaban más centrados en formular preguntas o problemas que pudieran guiar la observación y experimentación. El enfoque era principalmente el **planteamiento del problema** y la observación, sin una estructura de objetivos específicos como se entiende hoy en día en la investigación científica.
Los objetivos de investigación, tal como los concebimos actualmente, surgieron más tarde, a medida que la metodología científica se fue formalizando en el siglo XIX y se extendió a otras disciplinas, especialmente con el avance de las ciencias sociales en el siglo XX. Estos objetivos permiten delinear con mayor precisión los propósitos y resultados esperados de un estudio, algo que comenzó a tener más relevancia cuando la investigación adoptó un enfoque más estructurado y cuantitativo, lo cual facilita la organización de hipótesis, métodos y resultados específicos.
En resumen, los objetivos específicos no eran necesarios en los inicios del método científico, ya que la práctica se basaba en el planteamiento de problemas y en la búsqueda general del conocimiento mediante la observación y la experimentación. Con el tiempo, el desarrollo de metodologías de investigación más formales hizo que los objetivos se integraran para guiar de manera más clara y específica los estudios científicos y académicos.
El enfoque cualitativo en la investigación, que se centra en el análisis profundo de contextos, significados y experiencias, fue prácticamente abandonado durante varios siglos debido al predominio del método científico positivista basado en la cuantificación y la objetividad. Fue en el siglo XX, especialmente a partir de la década de 1920 y 1930, que el enfoque cualitativo se reincorporó en las ciencias sociales, influido por la antropología y la sociología. Investigadores como Bronisław Malinowski y Margaret Mead comenzaron a utilizar métodos cualitativos para estudiar culturas y grupos sociales, destacando la observación participante y las entrevistas abiertas.
Al inicio del enfoque cualitativo moderno, no se establecía una estructura rígida de objetivos como se haría en estudios cuantitativos. Esto se debe a que el método cualitativo favorece la exploración flexible y el descubrimiento de patrones emergentes. La investigación cualitativa en sus primeras etapas se centraba más en el planteamiento general de preguntas amplias y en el análisis interpretativo de fenómenos. Los objetivos formales se consideraban menos relevantes, ya que la metodología cualitativa trata de entender la complejidad de los fenómenos sociales sin limitarse a resultados predeterminados.
Con el tiempo, y a medida que los métodos cualitativos se consolidaron, se comenzó a incorporar objetivos específicos en algunas investigaciones cualitativas, pero estos seguían siendo flexibles y adaptativos. Aún hoy, en muchos estudios cualitativos, los objetivos pueden ser amplios o incluso cambiar a lo largo del proceso, reflejando el enfoque interpretativo y exploratorio que caracteriza a esta metodología.
Incorporar objetivos generales y específicos en una investigación cualitativa no necesariamente es un error, pero puede ser redundante y en algunos casos, innecesario. Esto depende del tipo de investigación y del enfoque metodológico específico que se emplee. En la investigación cualitativa, el énfasis suele estar en la exploración y comprensión profunda de fenómenos y experiencias, más que en alcanzar resultados específicos o probar hipótesis concretas, como se hace en los estudios cuantitativos. Méndez M. (2024)
En contra de objetivos específicos en cualitativa:
Flexibilidad: La investigación cualitativa a menudo sigue un curso flexible y exploratorio, donde los hallazgos emergen del proceso mismo. Definir objetivos específicos de antemano puede limitar la profundidad exploratoria y hacer que el estudio se ajuste a una estructura más rígida.
Riesgo de redundancia: Dado que el objetivo general en cualitativa suele ser la comprensión profunda y contextual, subdividir en objetivos específicos puede llevar a una repetición de ideas. Por ejemplo, si el objetivo general es "entender las experiencias de migrantes en una ciudad", los objetivos específicos pueden llegar a ser solo variaciones o matices del mismo objetivo general.
A favor de incluir objetivos:
Guía estructural: Incluir un objetivo general puede ayudar a enmarcar la investigación, indicando la intención principal del estudio sin reducir su flexibilidad. Los objetivos específicos, si son amplios, pueden guiar las áreas de enfoque sin restringir el análisis interpretativo.
Claridad de propósito: En algunos casos, los objetivos específicos pueden ayudar a estructurar aspectos clave del fenómeno de estudio, sobre todo en estudios cualitativos aplicados, como estudios de caso. Esto permite a los investigadores organizar sus observaciones y entrevistas alrededor de ciertos temas relevantes, sin perder de vista la exploración general.
Para evitar redundancia y rigidez en un estudio cualitativo, se recomienda tener un objetivo general claro que enmarque la investigación. Los objetivos específicos pueden incluirse si tienen suficiente diversidad y si ayudan a desglosar el fenómeno sin forzar una estructura rígida en la investigación. En muchas investigaciones cualitativas, sin embargo, un objetivo general suele ser suficiente para guiar el estudio sin perder flexibilidad.